28.1.14

Reclamando el poder de lo femenino: aprender a pedir ayuda


 

Extracto del libro “Ser mujer, un viaje heroico” de Maureen Murdock (traducido del inglés).

Cada una de nosotras debe tomar el propio poder femenino en su totalidad. Si una mujer continua resintiendo a su propia madre por la falta de cuidados y atención que recibió de ella, se mantiene atada a esa mujer, una hija-en-espera eterna. Se niega a crecer, a pesar de que en su mundo exterior funciona aparentemente como una adulta madura. Internamente siente que no vale, que está incompleta. (…)

Muchas mujeres no se dan cuenta cuanto se reprimen a sí mismas debido a los mensajes que recibieron de sus “madres” en la niñez (madres, abuelas, tías y mujeres que representaban el rol). Estos mensajes sirvieron para inmovilizarlas y continúan haciéndolo. Ejemplo de estos es cuando las madres se lamentan de lo que pudieran haber sido, de lo que  el padre no les permitió, de las sensaciones de dolor y sufrimiento en sus vidas, de la sensación de estar saturadas, etc. (…)

Las hijas que no tuvieron madres que las apoyaran durante su niñez sienten que deben hacer todo por sí mismas. Tienen dificultad como adultas en pedir ayuda y en buscar lo que necesitan debido a que este tipo de guía no estuvo disponible en los primero años de sus vidas.

En la adultez, continúan haciendo todo ellas mismas, con el miedo de que no pueden confiar en nadie. Sienten que deben realizar todo de manera perfecta para esconder lo que no saben y lo que nunca fueron enseñadas. Aprender a pedir ayuda es una gran paso para tomar nuevamente su poder personal.

“Encuentro difícil aceptar y tomar a mi madre en su faceta mas desequilibrada, porque eso me lleva a enfrentarme con mi propio desequilibrio. Debo tomar a mi madre tal como es. Debo amigarme con el hecho de que no puedo hacer que me ame de la manera que quiero que lo haga.(…) No puedo aferrarme al dolor de ser un hija no cuidada, eso me imposibilita ser todo lo que soy, mi totalidad.”