Me gustó en su
momento la versión de Disney de Rapunzel (“Enredados” creo que era el título en
español) en la que la princesa se escapa sola de la torre y literalmente “toma
el sartén por el mango” y se defiende sola.
Luego vino
Merida, en “Brave”, una princesa que lidia también con su pelo con frizz, su
intolerancia al corset y las reglas que implican ser una princesa y se complica
sola en una historia en la que debe aprender a aceptar a su madre (y la madre a
la hija) a través de un hechizo mágico.
- Nótese como todas las
princesas hacen uso de la magia en todas sus historias.-
Frozen es la
historia de dos hermanas. Una de ellas, Elsa, tiene la magia de poder congelar
todo. Tiene mucho miedo a sus poderes. Sus padres le ordenan no sentir,
y de esa manera evitar congelar todo sin querer. Finalmente enojada, congela
todo el reino y huye y la hermana va a en su búsqueda.
Cuando Elsa se
encuentra en la montaña nevada y se anima a desplegar todos sus poderes mágicos
creando un castillo de hielo, cambia completamente. Deja de ser la rígida
princesa para convertirse en una hermosa mujer. El uso de su magia le da vida,
la nutre y la libera.
Por supuesto, un
montón de hombres la persiguen y la quieren matar. La única que siempre le
tiene fe es su propia hermana. Es interesante, desde nuestra perspectiva de
reconciliación con la energía femenina, ver a Elsa decirse a sí misma “no debo
sentir, no debo sentir…” y se auto-controla y restringe constantemente por
miedo a hacer algo incorrecto desde la perspectiva de los otros. Me sentí
totalmente identificada!
Elsa finalmente
aprende a descongelar lo que congela y llega el mensaje básico de la peli: el miedo congela, el amor descongela. Y
eso ya lo sabíamos, pero nos cuesta aplicarlo tanto como las heroínas de
Frozen.
Recomendable para
ir madres e hijas, hermosa película de nenas!