4.2.14

Cuando nada de lo que hacemos es suficiente

La idea de que lo hacemos nunca es suficiente  ̶ esa sensación de que por más que avancemos y avancemos, logremos y logremos, nunca es suficiente ̶  tiene una raíz profunda en nuestra propia mente y se nutre del rechazo a la propia esencia femenina.

Extractos del libro “Ser mujer, un viaje heroico” de Maureen Murdock (traducido del inglés):

“El apoyo y aprobación por parte de un padre a una hija es lo que lleva al desarrollo positivo del ego de la mujer. Cuando el padre está ausente en su rol, hiere profundamente el sentido femenino de la hija. Reaccionado al padre negligente, esta mujer se identifica con el ego masculino, tomando las funciones masculinas ella misma.

La armadura que crea le permite desarrollarse profesionalmente pero a la vez la protege y la distancia de su propio lado femenino, se aliena de su propia creatividad, de relaciones saludables con hombres y de vivir espontáneamente y con vitalidad cada momento. (…)

Estas mujeres tendrán éxito profesional pero dificultades para confiar en lo emocional y en las relaciones humanas. Su yo masculino no es un “hombre con corazón” sino un tirano avaro que nunca suelta. Nada de lo que ella hace es suficiente, su interior masculino le demanda mas y mejor, sin reconocer la necesidad de descansar, de frenar, de sentirse satisfecha y amada.

Estas mujeres aparentan éxito mientras se secan por dentro. Debido a un miedo innato a una inferioridad femenina, las mujeres se vuelven adictas a la perfección, trabajan de mas y hacen de mas, simplemente porque no son hombres. (…)

Vivimos en una cultura que no confía en los procesos y no tolera la diversidad. Se espera que todos seamos perfectos y similares. Se supone que alcancemos ciertos estándares de virtud, logros, inteligencia y atractivo físico; si no lo logramos, se espera que trabajemos mas duro para ello. Muchas mujeres se enorgullecen de saber cómo pensar como hombres y como competir con ellos, ganándoles en su propio juego. Esas mujeres son heroicas pero se quedan siempre con la sensación de que nada es suficiente. Continúan haciendo, a partir de la necesidad de ser iguales a los hombres. (…)

Cuando el inconsciente masculino toma el poder, la mujer siente que, no importa lo que haga, nada es suficiente. Nunca se siente satisfecha cuando completa una tarea porque enseguida siente que debe continuar con otra. Lo que sea que haga en el momento presente, no tiene importancia, le urge pensar hacia adelante. Se siente vacía y responde desde un lugar de carencia interna: “Tienes razón, debería estar haciendo algo mas, esto no es suficiente”, se dice a sí misma.

Uno de los motivos por los que las mujeres sienten que nada es suficiente es por la cantidad de demandas sobre su energía. El tiempo es limitado y también hay limitaciones en la energía de una persona. Pero a la mayoría de las mujeres no les gusta admitir que tienen límites y además les cuesta decir que no. No les gusta defraudar a nadie, por ello asienten y aceptan sin evaluar cómo afectará eso a sus propias vidas.

Las mujeres necesitan encontrar autonomía antes de alcanzar su totalidad. La autonomía muchas veces incluye descartar viejas ideas respecto al éxito. Las mujeres han sacrificado mucho de sus propias almas en pos del éxito. Las recompensas de esa búsqueda externa pueden ser tentadoras pero en un momento, la heroína despierta y le dice no a las demandas de su ego. Se han vuelto muy caras.

La mujer que puede decir que no a su “supermujer” trabajadora o ama de casa cuando se siente bien consigo misma como mujer, reconoce y acepta sus limitaciones humanas. Esto puede implicar renunciar a un trabajo, dejar el poder y el prestigio para sentir nuevamente. O puede decidir que no debe tener la casa mas limpia del barrio y que sus hijos y marido pueden empezar a ayudar.

Cuando una mujer tiene coraje de ser limitada y se da cuenta que es suficiente así tal cual es, entonces descubre el verdadero tesoro de ser una heroína. Esta mujer puede dejar su ego de lado y tocar las fuerzas mas profundas de su propio ser. Puede decir “no soy todas las cosas… y soy suficiente”.

Esta mujer se vuelve real, abierta, vulnerable y receptiva a un verdadero despertar espiritual.”