Hace unos días
mantengo la imagen de un óvulo en mi mente. Receptividad, esa es la esencia del
óvulo y la esencia de la mujer.
El óvulo hace un
solo movimiento: el de salir del ovario y luego simplemente se posa por allí,
en el útero a esperar que todo le llegue. El óvulo no busca a los
espermatozoides, son estos quienes buscan llegar al óvulo.
Encuentro mas que
interesante y útil sentarme a reposar, a esperar que todo llegue, en plena y
amplia actitud receptiva. Así como el espermatozoide que llega a fecundar al óvulo
es el que debía llegar, no hay mayor motivo por qué este y no otro, lo que me
llegue para nutrirme y fecundarme será lo que deba llegar.
Sin que
preponderen ideas selectivas en mi mente, estoy abierta a que llegue lo que
sea. Receptividad implica no selección. El óvulo no le dice: “vos
espermatozoide no, vos aquel siiii!”. Entonces desde mi esencia femenina receptiva
comprendo que llegará lo que sea necesario y que tal vez no llegue nada (no
todos los óvulos son fecundados!).
Bueno, no
importa. Me regeneraré por un ciclo mas y retornaré a mi receptividad. Eso es
lo que hace nuestro sabio cuerpo femenino, ¿porque no aprender de él y hacer
exactamente lo mismo?