Nuestro miedo más
hondo no es ser ineptas.
Nuestro miedo más
hondo es ser poderosas sin medida,
no es la
oscuridad sino la luz la que nos asusta.
¿Quién soy yo
para ser brillante,
encantadora,
talentosa, fantástica?
Al fingirnos poca
cosa no servimos al mundo.
Cuando permitimos
que nuestra luz brille
inconscientemente
autorizamos a otras a hacer lo mismo.
Cuando nos
liberamos de nuestro propio miedo,
nuestra presencia
libera automáticamente a otras.