28.8.13

Qué significa ATREVERSE?




"Tal vez esta pregunta tenga muchas respuestas según uien la esté leyendo. Aunque si creo que todos coincidimos en una: “atreverse” significa tener la valentía para hacer algo. Esto sueva un poco lógico, pero cuantas veces en la vida te faltó ese poquito para poder lograrlo? Decir que eres valiente es muy fácil, pero a la hora de tomar decisiones trascendentes, a veces flaquean las rodillas y prefieres quedarte en el estado de comodidad antes de hacer semejante despliegue.

Para atreverse hay que tener seguridad, esa seguridad que da solo la condición de saber si realmente estás cumpliendo con tu misión en la vida. Esa misma seguridad que te da hacer algo desde el corazón, sin importar lo que dicen los demás o lo que piensan.

Para atreverse hay que sentir. Es, tal vez, el momento mágico en el que tomas las riendas de tu vida y dices que, aunque sea difícil transitar la primera parte del camino (la decisión), sabes intuitivamente que lo que viene después es mil veces superior en maravillosas oportunidades a lo que tienes hoy. Entonces, quizá sin saber por qué, lo decides y das el salto necesario.

Plantéate cuantas veces en la vida has tenido una oportunidad así y también cuantas veces la has aprovechado. Si lo hiciste, evalúa en el tiempo como te fue; y si no lo hiciste, piensa en cómo hubiera cambiado tu vida si lo hubieras hecho (aunque eso es imposible de medir, pues los acontecimientos superan la imaginación).

A veces escucho a pacientes o alumnos que dice “si yo hubiera hecho esto… o lo otro, pero ya no puedo, porque ya se me pasó la edad… perdí la oportunidad y no tengo otra…”. Y otros comentarios del mismo estilo, que no hacen mas que demostrar que en ese momento no tomaron la decisión correcta, no se atrevieron. Pero eso no significa que sea la única oportunidad de la vida. En cada momento tenemos millones de oportunidades que se nos presentan, millones de posibilidades infinitas que aparecen para lograr los objetivos que deseamos. Solamente tenemos que estar alertas, resurgir la sacerdotisa interna para que pueda verlas y atreverse a hacerlo.

Es hora de ponerte en posición de largada! Prepárate para dar ese paso que nunca de atreviste a dar y deposita toda la confianza en que el Universo te dará todo lo que necesites para hacerlo. Es tu responsabilidad”.

Del libro “Sabiduría Femenina” de Mónica Simone.



22.8.13

Reencuentro con la energía femenina


“El paraíso ya está en ti misma.
Serena tu espíritu, aclara tu mente… no temas cruzar el puente que lleva a la nada.
Agudiza tu percepción, afina tus sentidos, calma tus emociones, deja de mirar hacia afuera.
Ya estamos preparados…
Solo tienes que decidir si quieres conocer lo nuevo, antes deberá morir lo antiguo.
Y cuando sientas que no necesitas nada, pues ya eres, te entregarás a la luz y ella te acogerá, alumbrándote.
A partir de ahí, todo lo que haces es una sinfonía de luz, con muchos matices, con diversidad de colores.
Rompe con tu pasado y vive el presente para crear tu futuro.
Si te vas a la naturaleza, te contagia de su vibración.
No te aferres a lo físico, ni a la espiritualidad, ni a lo externo.
Solo siente tu interior y él te equilibrará, te sanará, te guiará con toda sabiduría de luz y hará salir al ángel que llevas dentro. Te despojará de lo efímero de la mentira y podrás vislumbrar un mundo diferente que tú sola debes descubrir.
Déjate llevar por tu intuición.
Sal del viejo mundo y equilibra tus debilidades.
Es la era de unirnos con la energía femenina para por fin  restaurar el equilibrio, volver al origen, reencontrarnos.”


14.8.13

Elegir el camino con el corazón

Del libro “Las brujas no se quejan” de Jean Shinoda Bolen.





“Las ancianas saben que se encuentran en una encrucijada y saben igualmente que la decisión que tomen les costará sacrificar alguna de las distintas alternativas. Elegir un camino significa abandonar el otro. Cada decisión fundamental posee sus propias y concretas características: lo concreto difiere, pero lo esencial permanece igual. Hemos de conocernos a nosotras mismas y saber en todo momento qué es lo que nos importa con el fin de elegir sabiamente.

Seguir un camino trazado con coraje, mantenernos despiertas y estar satisfechas son conceptos relacionados entre sí. He utilizado las enseñanzas que don Juan imparte a su aprendiz Carlos Castañeda desde que las leí, allá por los años sesenta. Mi versión es la siguiente: Existen muchos caminos entre los que elegir, pero ni uno solo lleva a ninguna parte. No obstante, debemos escoger con muchísimo cuidado qué sendero tomar. Si elegimos uno con el corazón, quizá sea difícil, pero imperará la alegría y, mientras viajemos, maduraremos y llegaremos a identificarnos con él. Si escogemos un camino por miedo, en cambio, la angustia será nuestra compañera de viaje, y nada importará el poder, el prestigio y las posesiones que consigamos, porque todo eso nos hará sentirnos limitados. (…)

Ser humano supone una experiencia corporal y anímica, única para cada persona. Desde el punto de vista físico no hay nadie igual a otro. Cada uno de nosotros posee su propia historia, que es única, y la realización de esta historia entrará en relación directa con el hecho de si hemos elegido el sendero con el corazón. Venimos al mundo con una personalidad determinada: nuestra manera de ser innata se advierte ya en la infancia.

Las aficiones las vamos desvelando a lo largo del camino como reacción frente a lo que nos encontramos. ¿Con qué recursos hemos llegado al mundo? ¿Qué es lo que encontramos fascinante? ¿Qué nos proporciona alegría? ¿Qué es eso que sabemos que nos importa profundamente? Si somos seres espirituales que seguimos un camino humano, las respuestas a las preguntas que conforman el viaje no proceden del exterior, ya que la sabiduría se encuentra en nuestro interior.

La senda exterior que tomamos es el conocimiento público, pero el camino del corazón es interior. Los dos se unen, sin embargo, cuando la persona que somos y que dejamos ver en el mundo coincide con quien somos en lo más profundo de nuestro ser. A medida que nos volvemos más sabias, somos más conscientes de que las encrucijadas importantes del camino, en general, no se basan en elecciones que aparecerán recogidas en los anales públicos; son decisiones y luchas que tienen más que ver con haber elegido el amor o el miedo, la rabia o el perdón, el orgullo o la humildad. Son elecciones que modelan el alma.”



7.8.13

Las ancianas meditan a su manera

Del libro “Las brujas no se quejan” de Jean Shinoda Bolen.

“Muchísimo antes de que los gurus llegaran a Estados Unidos con los mantras y la meditación, las mujeres que se preparaban para ser ancianas, así como las mismas ancianas, encontraban el momento y el modo para meditar. Llamémosle "lavar los platos y mirar por la ventana", "doblar la ropa y pensar", "soñar despierta" o "no hacer nada".

A lo mejor empezó como aquel ratito en que una se tomaba una taza de café o té en silencio antes de que la casa despertara y comenzara el alboroto que sólo se daba por concluido cuando lográbamos que todos salieran por la puerta. Puede que fuera lo que hacíamos al pasear, o incluso lo que nos sucedía atrapadas en ese atasco diario. En ese momento nos venía a la mente una idea, o veíamos en todo su esplendor algo bonito, o bien recordábamos un sueño o una conversación. Era una especie de reunión interna cuáquera de duración indefinida en la cual el silencio invitaba a rememorar pensamientos, imágenes y sentimientos en un lugar más espacioso, situado en la mente o el corazón, observarlos, cuestionarlos o valorarlos por encima.

Las mujeres que se preocupan sin cesar no meditan en absoluto. Insistir en mantener conversaciones del tipo "ella me ha dicho o él me ha dicho" o albergar pensamientos catastrofistas no es meditar. La meditación no es preocuparse o rememorar dolores y resentimientos pasados, ni siquiera confeccionar listas de propósitos. El foco de atención, en tales casos, es interior, aunque no existe espacio abierto alguno donde albergar pensamientos y asociaciones mentales, y tampoco para que resurjan sentimientos e imágenes que podamos observar sin sentirnos vinculadas a las preocupaciones, la culpa o la rabia.



En la actualidad se enseña la introspección, pero muchas mujeres la llevan a cabo de un modo natural. Si te gusta disfrutar de tu propia compañía, valoras el tiempo que pasas sola y descubres, a medida que envejeces, que pareces haberte vuelto más introvertida, es muy probable que hayas estado practicando tu propia forma de meditación.”


Imagen: “Interior con mujer campesina tejiendo” de Vincent Van Gogh, 1885.