El hígado tiene
una importancia primordial en la psicología y la menstruación de las mujeres,
principalmente a través de su relación con el útero y la sangre. El útero
almacena la sangre que recibe sobre todo del hígado. Por lo tanto, en lo que
respecta a la menstruación, la función de almacenamiento de la sangre del útero
y del hígado es exactamente la misma, aunque el hígado tiene muchas otras
funciones no ginecológicas. Por este motivo, la sangre del hígado tiene un
papel central en la menstruación.
El hígado también
representa la conexión entre la sangre menstrual (que en realidad no es
“sangre” sino una forma de Sangre de gran valor, tal y como se ha explicado en
el apartado del riñón) y la sangre “normal”, es decir, la que nutre el pelo,
las uñas, los tendones, los ojos, etc. Si la sangre del hígado es deficiente,
puede haber amenorrea, periodos escasos o retrasados, junto con otros síntomas
de deficiencia de la sangre relacionados con el pelo, las uñas, la memoria, el
sueño, los tendones, etc. Si la sangre del hígado está caliente puede haber
menorragia.
El hígado tiene
también una importante influencia sobre la menstruación a través del Qi. El Qi
del hígado tiene la importantísima función de mover la sangre a través del Qi.
Especialmente en el periodo premenstrual, el Qi del hígado necesita mover la
sangre para preparar el periodo. Si el Qi del hígado se estanca, puede
ocasionar periodos irregulares, dismenorrea y síndrome premenstrual.
El Qi del hígado
y la sangre del hígado son los aspectos yang y yin de este órgano. Como tales,
están interconectados. El yin necesita enraizar y abrazar el yang, y si la
sangre del hígado es deficiente puede provocar un estancamiento secundario de
Qi del hígado. El hecho de que sea secundario se hace evidente por la presencia
de síntomas de estancamiento de Qi hepático, junto con una lengua pálida y un
pulso agitado.
Extraído de Corazón de Luna
Extracto del libro “El tesoro de las mujeres”, de
Giovanni Maciocia.