“Fueron
feministas italianas y francesas las que, a mitad del siglo XX, desarrollaron
un concepto que va más allá de la solidaridad, vista como un intercambio que
mantiene las condiciones como están. La sororidad, en cambio, tiene implícita
la modificación de las relaciones entre mujeres ayudándose entre ellas,
fraternidad femenina, dándole nombre a esa experiencia solidaria con la que se
construye lazos que contribuyen al avance social.
La sororidad
parte de un esfuerzo por desestructurar la cultura y la ideología de la
feminidad que encarna cada mujer, como un proceso que se inicia en la
amistad/enemistad de las mujeres y avanza en la amistad de las amigas, en busca
de tiempos nuevos, de nuevas identidades.
Las francesas
llaman a esta nueva relación entre las mujeres, sororité, del latín sor,
hermana; las italianas dicen sororitá; las feministas de habla inglesa la
llaman sisterhood; y nosotras podemos llamarla sororidad.
Significa la
amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar,
crear, convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la
vida con un sentido profundamente libertario.
La sororidad es
en esencia trastrocadora: implica la amistad entre quienes han sido creadas por
el mundo patriarcal como enemiga. La alianza de las mujeres en el compromiso es
tan importante como la lucha contra otros fenómenos de la opresión y por crear
espacios en que las mujeres puedan desplegar nuevas posibilidades de vida.
En otros
momentos, el feminismo y otras corrientes concibieron la opresión de las
mujeres como exterior a las mujeres mismas. Para acabar con la opresión, sólo
se hacía necesario modificar las relaciones mujer - hombre, producción - reproducción,
públicas y privadas, las instituciones y algunas normas. Esto continúa vigente.
Pero hemos comprendido que el feminismo pasa por la transformación profunda de
las mismas mujeres y de las mujeres entre sí, porque las mujeres no somos
solamente víctimas de la opresión; somos significativamente sus criaturas más
sofisticadas cuya tarea vital es la recreación cotidiana del mundo patriarcal.
"La sororidad en el mundo de la enemistad
histórica entre nosotras, de la escisión del género femenino en mujeres
antagonizadas, pasa por deponer las armas contra las pares, para construir en
cada una mujeres que, al cambiar su relación con las otras - enemigas, al
convertirlas en amigas, se afirman en la unicidad de sí mismas".
Por Marcela Lagarde. Texto
completo y referencias: