“Es posible ser una persona completa cuando las cualidades
humanas, generalmente consideradas en la actualidad masculinas y femeninas, se
ven como parte del espectro de todo ser humano. En el mundo masculino, el
desarrollo intelectual (el pensamiento racional, la información basada en
datos, la objetividad, el ámbito de la mente) se estimula y
recompensa; el desarrollo emocional (el sentimiento, la intuición, la
valoración estética, la subjetividad, el ámbito del corazón), generalmente no.
Cuando se concede importancia a ambos, se desarrollan ambos lados de la
personalidad, y se utilizan ambos hemisferios del cerebro.
Desde que se inició el movimiento feminista, las niñas,
sobre todo, han recibido el apoyo social con el que desarrollar ambas partes de
sí mismas, y han gozado de mayor libertad para hacerlo que los niños. Como
consecuencia, es más posible que las mujeres, genéricamente, sean personas
completas en este sentido. La educación universal desarrolla el lado racional
del cerebro tanto en las niñas como en los niños, pero las circunstancias
sociales determinan si la inteligencia emotiva o la empatía se desarrollarán
también. (…)
Nuestra naturaleza y el modo en que se la nutre determinan
en buena medida las personas que llegamos a ser, pero, en este mundo en el que
vivimos, cuando alcanzamos a ser personas adultas se han establecido ya unas
diferencias en función del sexo: cuanto más igualitaria es nuestra cultura, menos
son las diferencias; y son más cuanto más autoritaria y patriarcal es. Los
países (y las familias) donde el poder está en manos de fundamentalistas
oprimen a las mujeres y a los hombres homosexuales. Allá donde la virilidad es
sinónimo de poder y control, el hombre teme las cualidades femeninas y las
reprime en su persona.
Esto convierte a las mujeres en esa mitad de la humanidad
más inclinada a responder a la belleza, a los niños y niñas de corta edad y a
las crías de los animales. Nosotras somos las que podemos ser emotivas.
Nosotras somos las que damos a luz y sabemos el esfuerzo que supone criar a esa
niña o a ese niño y ayudarle a convertirse en una persona adulta. Nosotras
somos el sexo que siente empatía, y por tanto esa mitad de la humanidad que
probablemente oye con más claridad los lamentos del mundo, de la Madre
Naturaleza, de Gaia.
El mensaje de la Madre es urgente. La mitad de la humanidad
que dicta el orden de prioridades del mundo está dirigida por hombres adictos
al poder y a mantener su dominio. El problema es que ahora hay armas de
destrucción masiva capaces de causar más sufrimiento en menos tiempo de lo que jamás
se hubiera podido siquiera imaginar. Y si las religiones patriarcales continúan
ejerciendo control sobre las mujeres, pronto habrá en el mundo más gente de la
que la Tierra puede sustentar.
Nuestro hermoso planeta azul y blanco, este jardín que es
una isla en el espacio, nuestra Madre la
Tierra, necesita nuestra ayuda. Es hora de reunir a las
mujeres para salvar el mundo.”
Del libro “Mensaje urgente a las mujeres” de Jean Shinoda Bolen.
Imagen: “Amor incondicional” por Jennifer Hoffman.