El poder de este
número es que su frecuencia es femenina,
es un número de creación, ascensión, transformación y renacimiento. Es el número de la energía divina
femenina. Muchas culturas de la
antigüedad basaban sus calendarios en los años de 13 meses, ya que hay 13 lunas
llenas, las mujeres tenemos trece ciclos
menstruales anuales (el movimiento de la rueda del año es el mismo movimiento
en nosotras!) por su relación con la luna, el número 13 se asocia, con la magia,
la feminidad, y la emoción.
El temor del
número 13 reside precisamente en el poder que genera, la energía no es ni buena
ni mala, se genera y una vez creada se usa y se tiene consecuencias generadas por el uso de esta, positivas o
negativas; cuando la frecuencia 13 está presente en nuestras acciones, estamos
potencializando esta acción. Entonces lo
negativo o positivo de un martes trece (donde la influencia del planeta Marte,
con el elemento fuego se junta con la fuerza del 13) está en nuestros
pensamientos y acciones, conscientes o no;
sin embargo, sin importar si los
resultados de nuestras acciones bajo la influencia del 13, podemos tener la
certeza de que la energía femenina presente en el número, es creadora,
protectora y justa.
El principio o
fin de ciclo durante una energía 13, augura aprendizaje, evolución y despertar
a nuestra propia energía y para que este augurio sea benéfico solo hay que
hacerse cargo de lo que sentimos, ser
compasivos con nosotros y con los
demás, entender lo que sentimos y
transformarlo en una experiencia de nuestros espíritus que nos permita recorrer
nuestros senderos en plena consciencia, en paz y en armonía.
“El decimotercer
paso es el que abre el circulo y genera la espiral. Es el paso que rompe el
ciclo vicioso y genera el cambio”.
De Innana.