27.5.15

Queremos pero sentimos que no podemos

Del libro “Las mujeres y la culpa” de Liliana Mizrahi

La fuerza del deseo y del poder se disocian y se enfrentan antagónicamente. La culpa ataca la coherencia e integración “querer-poder-hacer”. Se divorcian el deseo, el pensamiento y la acción. La praxis, en el contexto de una ideología totalitaria, será alienada o no será. Cualquier forma de integración que otorgue coherencia es desbaratada y pone de manifiesto el desdoblamiento entre el deseo y la conducta. Lo que hacemos traiciona lo que deseamos y desmiente lo que decimos.

No somos ni una cosa ni otra y estamos ahí sin ser ni llegar a ser. Nuestra hibridez específica reside en esta “carencia de ser”. Disociadas entre lo que somos, lo que desearíamos ser y lo que creemos que deberíamos ser.

Desdobladas entre una realidad frustrante y expectativas de gratificaciones, entre sueños de superestrellas y una realidad de ama de casa, entre lo que nos vende la TV y lo que nos da la realidad, entre una identidad pasiva y sumisa y una libertad desenfrenada, entre la moral cristiana y la competencia feroz, entre el amor al prójimo y la sospecha al vecino, entre los amores traicionados y las máquinas leales.

En esta sociedad que vive para consumir se legitima la desproporción entre lo posible y lo real. Se institucionalizan absurdas mentiras que se problematizan a sí mismas. El desdoblamiento parece insalvable. Vivimos extrañadas, despersonalizadas y neutralizadas.

Esta actualización postergada a perpetuidad es el eje sobre el que gira la psico-somato-patología del universo culpable.  El desdoblamiento es un aspecto de la incompletud. Subyace en la incapacidad de elegir-decidir y es parte de esta imposibilidad de actualizar que impone el sistema totalitario.

Nos encontramos con una vida personal desdoblada subjetivamente y una vida social paranoide, antagónicamente disociada de otros seres. El poder del sistema totalitario explota ambas escisiones y las alimenta a través del miedo y la confusión.


Meditación para Madres

Meditación del amor incondicional de madres a hijos (padres también).
Para practicar en momentos de conflicto o para cultivar una relación sana y ser mejores padres.






13.5.15

Sostener la Vida

Las mujeres necesitamos el apoyo de otras mujeres. Necesitamos apoyarnos entre mujeres. Sentir el apoyo de una mujer. Ser apoyo para una mujer.

El primer apoyo de todo ser humano es una Mujer: ella sostiene, cobija, contiene, protege. Y a veces, no.

No siempre las mujeres, en el lugar de madres, han podido Ser y brindar ese Apoyo. La vida les era demasiado dura, demasiado exigente, demasiado inestable. Les era demasiado. Y les faltaba, les faltó a ellas ese apoyo, para poder brindarlo. Para poder sentirse lo suficientemente firmes, aptas, "buenas" para sostener.

Hemos tenido miedo de no poder. De no poder sostener a ese amado e indefenso Ser que crecía dentro nuestro y dependía de nosotras. Tanto miedo. Hemos vivido eso con terror, con impotencia, en soledad. Sin poder compartir y apoyarnos en otras mujeres que, sosteniéndonos, nos ayudaran a sostener. A confiar en nosotras. A vivir con la alegría que da el compartir, y así a la vez transmitirla. En vez de perpetuar el miedo y el desamparo. Perpetuar de generación en generación el miedo a no ser sostenidos. A no tener el apoyo que necesitamos. A ansiar la Madre que nos cobije con amor y no con miedo.

Hoy, las Mujeres precisamos reencontrar ese sostén en y con otras mujeres.

Y sucede que, en realidad, lo hemos venido esperando, pidiendo, exigiendo de nuestros hombres... Descalificándolos por su imposibilidad, al encontrarnos ante la realidad de que no pueden hacerlo. Ellos tampoco han sido sostenidos de ese modo...

Es entre Mujeres que esto se repara. Es entre nosotras que nos reencontramos con La madre, con lo femenino contenedor, receptivo a todo, cobijándolo todo. Allí, entre nosotras, es posible la alquimia de tanto desamparo, en un Nuevo Tiempo de comunión amorosa y sostenedora.

Poder así pasar la Vida, con alegría y paz, al sentirnos capaces de sostenerla.

Por Natalia Helmfelt.

7.5.15

Ocupar cada uno su lugar

La mujer siempre va a ser energéticamente mas poderosa que tu. Emocionalmente mas poderosa que tu. Sexualmente mas poderosa que tu. Así es.


Puede que sea un huracán.
Una inundación, una fogata.
Ella es la naturaleza misma.

Puedes intentar huir de eso (y perderte).
Puedes intentar controlarla (y fracasar).
Puedes intentar ser rígido (y romperte).
Puede que ella sea un tornado a veces.

O puedes pararte en absoluta presencia masculina y hacer lo mejor para servir a su corazón. Habrán veces en las que serás consiente de cómo lo haces y otras veces ella simplemente confiará en ti y crecerá con esa confianza que le brindas.

Tienes un regalo para la mujer y ella quiere recibirlo. Conéctate con esa verdad.
Quédate en tu verdad y en tu espacio mientras ella está en su espacio de femenina naturaleza. Ella arderá, fluirá, lloverá, iluminará, tronará… y a través de todo eso ella experimentará tu presencia a su lado.

El regalo que tu recibes es la oportunidad de enfrentar a la muerte, la muerte del ego… y abrirte a la ventana a la vida, el placer, la verdad…

Solo si te quedas y permaneces presente.


~ David Deida